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Agotamiento psicológico, cuando la gota colma el vaso

El agotamiento psicológico nos debilita física y mentalmente. Es una dimensión que surge como resultado de los “demasiados”: demasiadas decisiones, demasiados pensamientos intrusivos, demasiado trabajo, obligaciones, interrupciones, ansiedades… A su vez, es también el reflejo de muchos “pocos”: poco tiempo de calidad para uno mismo, pocas horas de sueño, poca calma interior.

Todos hemos experimentado alguna vez esta sensación, este desgaste a todos los niveles. Es importante tener en cuenta que un cerebro fatigado, agotado psicológicamente, trabaja y responde a los estímulos de otro modo. Asì, y como dato curioso, el neurocientìfico Matthew Walker pudo demostrar a nivel de laboratorio que las personas mentalmente cansadas tienen una percepción màs negativa de su realidad y además, son mucho màs sensibles a nivel emocional.

Por otro lado, un aspecto que a veces nos lleva a errores es llegar a pensar que ese agotamiento psicológico se debe, en esencia, a una acumulación fatídica de errores, de malas decisiones, fracasos o decepciones. No es cierto. La mayor parte de las veces el cansancio es el resultado directo de un volumen desmesurado de tareas y actividades que asumimos sin percibir que nos superan.

Todos hemos oído aquello de que la percepción de nuestra realidad depende a veces de còmo vemos el vaso, si medio lleno o medio vacío. Sin embargo, y en relación l presente tema, podríamos formular la pregunta de otro modo: y tù…”cuànta cantidad  de agua podrìas soportar si tuvieras esa taza en la mano? A veces, basta solo una gota màs para colmar el vaso y llegar al lìmite de nuestras fuerzas.

Agotamiento psicológico, un problema demasiado común
Carlos se siente satisfecho con su vida, de hecho, no podría pedir màs. Es diseñador gràfico, le gusta su trabajo, tiene una pareja a la que adora y además acaba de ser padre. Todo lo que le rodea es satisfactorio, no hay ningún problema importante en su vida; sin embargo, cada dìa nota que le cuesta màs tomar decisiones, su humor es màs taciturno, no puede concentrarse e incluso tienen problemas para conciliar el sueño.

Se siente incapaz de entender què le ocurre. Todo va bien, de hecho debería sentirse màs feliz que nunca; sin embargo, en su mente hay una especie de sensor que le indica que “algo falla, que algo va mal”. Si tuviéramos un observador externo en esta historia nos podría explicar varias cosas que le servirían de ayuda a nuestro protagonista.

Una de ellas es que Carlos tiene una sensación de que están ocurriendo demasiadas cosas a la vez en su vida: un ascenso, nuevos proyectos profesionales y clientes a los que satisfacer, un hijo, una hipoteca, la consolidación de una etapa personal donde desea (se exige) que todo sea “perfecto”… Todo ello da forma a una constelación donde “muchos pocos” hacen un “demasiado” en su cabeza, poniendo en peligro su capacidad de control. Su agotamiento es evidente, además de desgastante. Veamos a continuación còmo impacta en nosotros la fatiga mental.

Signos y consecuencias del agotamiento psicológico
-Fatiga física y pèrdida de energía. La sensación de agotamiento llega a veces a tal nivel que es común levantarnos por la mañana teniendo la firme convicción de que no vamos a poder con nuestra jornada.
-Insomnio. Al principio es común sufrir súbitos despertares por la noche, pero màs tarde podemos experimentar serias dificultades para conciliar el sueño.

-Pérdidas de memoria. Segùn un artículo publicado en la revista “TheJournal of ForensicPsychiatry&Psychology”, el agotamiento psicológico suele producir una alteración cognitiva llamada “efecto de desinformación”. Es ese donde confundimos datos, donde evocamos la información de forma incorrecta, mezclando imágenes, personas, situaciones…

-Entre los síntomas físicos es común experimentar palpitaciones, problemas digestivos, cefaleas, pèrdida del hambre o un aumento excesivo del apetito…

-A nivel emocional es muy caracterìstico el sentirnos màs sensibles, a la vez que apàticos, irritables y pesimistas.
-Asimismo, otra característica común es la anhedonia; es decir, incapacidad de sentir placer, de disfrutar de las cosas tanto como antes, ya no nos ilusionamos, la vida se vuelve màs gris y el mundo se queda suspendido en un horizonte lejano donde solo escuchamos su rumor desde la distancia…

Còmo afrontar el agotamiento psicológico
Decìa Eric Hoffer que el peor cansancio llega por el trabajo no realizado. Es una gran verdad. En ocasiones el autèntico agotamiento se conforma por todo aquello que queremos hacer y no hacemos. Por todos esos objetivos cotidianos que nos proponemos y que nos sobrepasan, a los que no llegamos, los que quedan frustrados porque nuestro nivel de exigencia es muy alto o las presiones del entorno, desmesuradas.

Al final sucede, la gota colma el vaso y el vaso ya pesa en exceso. Es entonces cuando todo se nos va de las manos. Asì, lo que deberíamos hacer en estos casos y antes de nada, es tomar conciencia de lo que nos estàsucediendo. El agotamiento psicológico estàahì y debemos evitar que la “criatura” se haga màs grande, màs oscura y opresiva. Reflexionamos por tanto en las siguientes dimensiones, en esos pasos que deberíamos poner en pràctica después.

Tres permisos que debes darte para escampar las nubes de la fatiga mental
-Date permiso para reencontrarte. Puede parecer irónico, pero el agotamiento psicológico tiende a aprisionarnos en las capas de las preocupaciones, las auto-exigencias, presiones, deberes y ansiedades hasta el punto de olvidarnos de nosotros mismos. Date permiso para reencontrarte y para ello, nada mejor que disfrutar de una hora al dìa donde reducir al máximo todo estìmulo (fuera sonidos, fuera luces artificiales…). Hallemos un entorno tranquilo donde limitarnos a “ser y a estar”.

-Date permiso para priorizar. Este es sin duda un punto esencial. Recuerda què es prioritario para tì, què es lo que identifica, lo que amas, lo que hace feliz. Lo demás será secundario y no merecerà semejante inversión emocional y personal por tu parte.

-Date permiso para ser menos exigente. El dìa tiene 24 hs. Y la vida, lo queramos o no, tiene una cuota limitada. Aprendamos a ser realistas, a aprovechar el tiempo sin ponernos presiones, listones altos o el deseo de que todo sea perfecto. A veces, basta con que todo sea igual que ayer, con su equilibrio humilde y tranquilo.

Para concluir, sabemos que nuestra realidad es cada vez màs demandante, que a veces queremos llegar a todos y a todo; sin embargo, no està de màs recordar una idea. Estamos hechos de piel, de carne, de corazón y tendones psicológicos que deben nutrirse también de tiempo de calidad, de descanso, calma, ocio.
Aprendamos a priorizarnos, a cuidarnos como merecemos…

Por Valeria Sabater