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“¿Por qué me dejaste?”, el duelo confuso

El duelo confuso tiende a hacer màs complicado el proceso de aceptar la realidad y seguir adelante. Aunque lo ideal es que quien rompe la relación explique los motivos, en la realidad no siempre es asì.

Muchas rupturas de pareja se dan sin una explicación de fondo y, a veces, ni siquiera de forma. Es posible que quien rompa no quiera herir a la otra persona o que simplemente tenga miedo a la reacción del otro. Esto deja dudas que muchas veces llevan a un duelo confuso.

Para bien o para mal, las relaciones de pareja no se dan de manera simétrica. Ni los dos sienten lo mismo ni en muchos casos los cambios van en la misma dirección. Es relativamente frecuente que uno de los dos quiera terminar, pero el otro no. Esto, obviamente origina dolor en ambos, pero es màs intenso en quien ve contrariados sus deseos.

A ese dolor muchas veces se suma una dificultad adicional: el que se va no sabe o no quiere decir por què lo hace. Esto puede hacer màs complicado el afrontamiento del otro, ya que a la tristeza de la pèrdida se suma una pregunta sin respuesta: “¿Por què me dejaste?” Esto es lo que da pie para un duelo confuso.

Se ve venir
Lo màs habitual es que la persona que es cortada, o abandonada, experimente una gran sorpresa frente a la situación. Casi nadie lo ve venir, a veces porque se niegan verlo, pero màs frecuentemente porque hay un deterioro de la comunicación en la pareja y cierta insensibilidad a la relación.

Tambièn se dan los casos en los que el otro se encarga de ocultar de manera deliberada sus intenciones hasta que considera que es el momento. Esto ocurre con mucha frecuencia en los casos de infidelidad.

Asì mismo, existen casos en los que la persona que no toma la decisión es excesivamente dependiente o muy controladora y el otro opta màs por “escapar” que por terminar. El temor a las reacciones que suscite su decisión le lleva a ocultar sus intenciones hasta que ya son un hecho.
Lo común en todos estos casos es que uno de los dos miembros de la pareja no està listo para terminar, pero el otro sì. Por lo general, no se le ha dado tiempo para prepararse. No siempre, pero sì en muchas ocasiones, lo que sigue es un duelo confuso, esto es, un proceso de asimilación de la situación que stà marcado por la duda.

El duelo confuso
El duelo confuso tiene una dosis de estupor màs elevada de lo habitual. Desde el comienzo està marcado por ese “no lo puedo creer”. Es una forma de expresar una actitud de negación frente a los hechos, que a la vez protege de manera equivocada del sufrimiento.

De ahì en màs, la pregunta se vuelve el signo predominante. Muchas veces el “¿por què me dejaste?” se torna obsesivo. El interrogante merodea todo el tiempo y es entonces cuando muchos se convierten en espìas de sus ex.

Tambièn se da el caso de aquellos que tienen extrema dificultad para asimilar los hechos y entonces caen en conductas insistentes para no dejar ir a sus ex parejas. Una y otra vez buscan a esa persona para que les responda la duda que no los deja seguir adelante.

¿Por què me dejaste?
    La mayoría de las veces no vale la pena ir tras esa respuesta. Si el otro no se explicó a tiempo, es probable que ya nunca lo haga. Quizàs se siente avergonzado de su egoísmo o sus engaños. Tal vez se siente vulnerable y no quiere que la culpa haga que se eche para atrás.

Tambièn es posible que no haya una razón en particular, o que, si la hay, esta sea poco presentable: “me aburrì”. Asì que el otro suele ser una buena orilla a la hora de resolver un duelo confuso.

¿Por què nos abandonaron? Las razones màs frecuentes son estas:
-Otro amor: la razón màs frecuente para terminar es haberse enamorado de otra persona. Lo màs probable es que lo nieguen, pero asì es.
-Hastìo: la relación se vuelve rutinaria y uno de los dos ya no tolera el estancamiento. Rara vez se le admite al otro que su compañía ya no genera motivación.
-Agotamiento emocional: discutir demasiado o tener que tender puentes para acortar diferencias demasiado grandes puede agotar. Puede haber amor, pero es màs fuerte la fatiga.
-Crisis fuertes: la muerte de alguien amado, la bancarrota o alguna crisis vital provocan a veces un deseo de pasar la página y empezar de cero.
-Cambios existenciales: algún cambio personal, una nueva religión, un nuevo interés pueden hacer que la relación ya no tenga sentido en ese nuevo contexto.
-Desilusiòn: ocurre cuando los proyectos iniciales no se cumplen, cuando le fe en un futuro juntos se agota porque se han acumulado demasiadas decepciones en el camino.
    En todo duelo, hay preguntas que se quedan sin responder. En el duelo confuso quizás sea màs importante mirar hacia adentro de uno mismo porque allì hay respuestas màs relevantes que las que pueden darnos quienes nos dejaron atrás.

Por. Psicóloga Gema Sánchez Cuevas