Las discrepancias, las tiranteces, la mala comunicación o la diferencia de caracteres siempre nos acaban agotando mentalmente. ¿Qué podemos hacer en estos casos?
Dificultad para comunicarnos con ciertas personas y llegar a acuerdos. Compañeros de trabajo que complican casi cualquier tarea en lugar de facilitarla. Familiares que nos sobrecargan con sus problemas y negatividad. Podríamos dar mil ejemplos del estrés interpersonal, de esas situaciones que nos generan elevado sufrimiento psicológico al tratar con determinadas figuras de nuestro entorno.
No nos equivocamos al decir que buena parte de nuestros niveles de bienestar, satisfacción y felicidad dependen de la interacción cotidiana con quienes nos rodean. Los ámbitos familiares, laborales y de ocio constituyen por completo ese sostén psicológico capaz de propiciarnos calma o tormenta, equilibrio o preocupaciones. Queda claro también que tener roces de vez en cuando es normal.
Sin embargo, hay épocas en las que basta con experimentar tensiones, problemas y discrepancias en uno de estos escenarios (por ejemplo el laboral) para que afecte al resto. Porque los problemas interpersonales VI
Es más, tampoco podemos pasar por alto un hecho: el estrés que no manejamos puede cronificarse y entonces la salud se ve afectada. Lo analizamos.
El estrés interpersonal: qué es, síntomas y afrontamiento
El estrés es como la niebla que se desprende de esas situaciones más problemáticas a las que solemos enfrentarnos. El desempleo, una ruptura afectiva, las facturas e las hipotecas que pagar, la presión laboral o académica… Hay cientos de disparadores de esta condición mental. Ahora bien, una de las más comunes tiene que ver con las personas que nos rodean.
Una relación afectiva complicada es un escenario abonado para la preocupación y la angustia constante. Como lo es también el burnout o el síndrome del trabajador quemado. Las interacciones con las personas no siempre son fáciles y el estrés interpersonal tiene un elevado impacto sobre el bienestar físico y psicológico.
¿Qué es el estrés interpersonal?
TsukasaKato, profesor de psicología en la Universidad de Tokio, nos explica en un estudio que el estrés interpersonal es el resultado de una compleja combinación de varios factores. Son los siguientes:
- Surge como resultado de varios episodios estresantes entre dos o más personas en los que aparecen discrepancias y problemas de comunicación.
- Las discusiones son frecuentes.
- Se evidencian actitudes o comportamientos negativos por alguna de las dos partes.
- Se crea entre ese grupo de personas una atmósfera incómoda marcada por las emociones adversas.
- Esas interacciones suscitan preocupación aún cuando no está la otra persona delante.
Por otro lado, también cabe señalar que el estrés interpersonal puede aparecer en el trabajo, entre grupos de amigos, entre parejas, familia, en escenarios académicos y escolares, etc.
¿Qué síntomas presenta?
El estrés, sea cual sea el origen, se manifiesta de múltiples maneras. Así, y aunque es cierto que cada persona dispone de unos recursos propios de afrontamiento más o menos hábiles, podemos identificar una serie de manifestaciones evidentes. Son las siguientes.
Síntomas emocionales
- Irritabilidad e ira.
- En ocasiones, podemos sentir miedo. Hay personas que nos pueden provocar esta emoción por su actitud y comportamiento.
- Sensación de frustración, de no saber qué hacer.
- Pérdida de confianza en esas figuras.
- Autopercepción negativa por no saber cómo manejar esas situaciones.
Síntomas cognitivos
- Problemas para concentrarnos.
- El pensamiento siempre acaba focalizándose en los problemas que tenemos con esas personas.
- Es común imaginar casi a cada instante qué podríamos decirles o hacer para que esa situación terminara.
- Repetimos en nuestra mente cada conversación que hemos tenido con esas figuras estresantes.
- Nos sentimos confusos y agotados mentalmente.
Los síntomas comportamentales
El estrés interpersonal se expresa también en el comportamiento, alterándolo de muchas maneras. Entre las más comunes está el insomnio y los cambios en los hábitos alimentarios (comemos más o se nos va el apetito).
Síntomas físicos
La síntomas físicos asociados a esta condición psicológica suelen ser bastante amplios. No obstante, depende ante todo del tiempo que estemos sometidos a esas fuentes (personas) de estrés. Cuanto más meses llevemos manteniendo esa interacción complicada con esas personas los efectos son más intensos.
- Cefaleas.
- Dolor de estómago.
- Dolor muscular o de espalda.
- Taquicardias
- Mayor tendencia a enfermar debido a un sistema inmunitario más débil.
¿Cómo podemos manejar este tipo de estrés relacionado con las relaciones sociales?
A la hora de abordar, manejar y reducir el estrés interpersonal contamos con más de un desafío. Por ejemplo, alguien puede tener una relación conflictiva con jefes, compañeros de trabajo o determinados familiares. Sin embargo, no siempre podemos alejarnos de manera definitiva de esas personas que nos estresan con su conducta y actitud.
Por ello, estamos obligados a desarrollar adecuadas técnicas de “supervivencia” para lidiar con efectividad ante esas situaciones. Estos serían algunos ejemplos.
- Debemos aprender técnicas de inoculación del estrés (entrenamiento orientado a identificar las figuras y situaciones estresantes y reducir su impacto de manera efectiva e inteligente).
- Gestión del tiempo. Es necesario organizar nuestro horario para compensar esas situaciones estresantes con momentos de calidad y bienestar.
- Aprender estrategias de resolución de conflictos.
- Aprender a situar límites saludables.
- Desarrollar adecuadas técnicas de comunicación asertiva.
- Aceptar lo que no podemos cambiar y priorizarnos a nosotros mismos.
- Desensibilización sistemática: dinámicas para aprender a enfrentarnos a esas situaciones estresantes y responder mentalmente con relajación y dominio.
- Técnicas de respiración.
- Aprender habilidades de gestión y regulación emocional.
Para concluir, todas estas dinámicas psicológicas pueden aprenderse poco a poco y día a día. Hacerlo es un salvavidas cotidiano con el que mejorar nuestra situación con esas figuras problemáticas. A lo largo de nuestra vida siempre nos encontraremos con personas con las que discrepar, presencias que traen más vientos que días soleados. Saber manejarlas es una estrategia de supervivencia.