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Apnea del sueño y depresión: ¿qué relación existe?

La apnea del sueño no tratada puede ocasionar enfermedades graves. Ahora sabemos que esta enfermedad se relaciona también con el desarrollo de las depresiones más severas. Lo analizamos.

La apnea y la depresión guardan un estrecho vínculo que es interesante conocer. Son muchos los estudios que nos indican que una parte de los trastornos psicológicos más comunes tendrían como desencadenante las alteraciones del sueño. Tanto es así que, a menudo, al tratar esa alteración del descanso nocturno los síntomas psiquiátricos desaparecen en buena parte de los casos.

El dato es sin duda tan interesante como revelador. También preocupante. No podemos dejar de lado el hecho de que esos pacientes que ahora mismo padecen algún trastorno del sueño pueden estar evidenciando síntomas relacionados con la depresión. El abatimiento cotidiano, el mal humor que todo lo deforma y esa desesperanza son manifestaciones evidentes de ese deterioro emocional.

Así, y como bien suele decirse a menudo, nadie muere por falta de sueño. Sin embargo, la calidad de vida se debilita de tal modo que puede impactar en otras áreas de la salud y ser el desencadenante de problemas mucho más serios. Profundicemos por tanto en esta relación para comprenderla.

Los casos descritos en la literatura científica al respecto de la relación entre la apnea del sueño y depresión son múltiples. Un ejemplo curioso y llamativo es el reflejado en un estudio del Hospital de La Línea (Cádiz) en España. Aquí se nos presenta el caso de un hombre de 51 años diagnosticado con un cuadro clínico de depresión psicótica.
Tras recibir diversos tratamientos farmacológicos se le realiza un examen clínico y neurológico más profundo para descubrir algo importante: padece el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS).

Después de un mes de tratamiento para esta última condición, la persona deja de evidenciar síntomas psiquiátricos. Con lo cual, finalmente, se le da el alta, pudiendo retomar así las riendas de su vida.
¿Cómo puede ser? ¿Cómo se explica esta relación entre una enfermedad y esa manifestación psicológica?

Síntomas asociados
Si hay algo común en la apnea del sueño es su prevalencia y la demora a la hora de recibir un diagnóstico. Por lo general, no todas las personas son conscientes de que sufren esas interrupciones nocturnas en la respiración. No podemos pasar por alto que esos instantes en los que se obstruye el proceso normal de respiración pueden durar entre 10 y 15 segundos, un tiempo en el que el cerebro deja de recibir oxígeno.

Por lo tanto, si esta alteración se mantiene durante meses (o años) los efectos pueden ser graves e impactar en múltiples áreas, tanto físicas como emocionales. Estos son los síntomas asociados de la apnea del sueño y depresión.

Manifestaciones físicas
Ronquidos nocturnos.
Despertar con la garganta seca.
Fatiga constante.
Somnolencias diurnas excesivas (hipersomnias)
Falta de energía.
Problemas circulatorios
Sudoración nocturna.
Reflujo gastroesofágico.
Boca seca.
Mareos.
Dolor de cabeza.
Falta de deseo sexual.
Manifestaciones psicológicas
Mal humor.
Desesperanza.
Desánimo.
Problemas de memoria.
Falta de concentración.
Dificultad para tomar decisiones o solucionar problemas.
Frustración y negatividad.
Fobias repentinas u obsesiones inexplicables.
En algunos casos, pueden aparecer delirios.
Ideación suicida.

¿Qué explica esta relación entre apnea del sueño y depresión?
El departamento de psiquiatría y laboratorio del sueño de Bélgica llevó a cabo una investigación con 703 pacientes para comprender la relación entre la apnea del sueño y la depresión. Algo que se aprecia en primer lugar, es que es más común en hombres y que, por término medio, este trastorno de la respiración deriva a menudo en depresión mayor o incluso en depresión psicótica.

¿La razón? Las causas parecen ser múltiples:
La apnea del sueño ocasiona que llegue un nivel mucho menor de oxígeno al cerebro. Una de las primeras consecuencias es la paulatina reducción de la materia gris (superficie o corteza del cerebro, formada por las neuronas y las células gliales).

Las interrupciones de la respiración durante el sueño por la apnea obstructiva ocasionan despertares continuados y hasta violentos. No lograr un descanso reparador a lo largo de las semanas y los meses va minando la salud y también el ánimo.

Por otro lado, también debemos hacer referencia a dos neurotransmisores muy concretos. La serotonina y la noradrenalina regulan el sueño y también el estado de ánimo. La fragmentación del sueño alteraría la producción de estos neurotransmisores, con el evidente impacto sobre nuestro equilibrio mental.

¿Qué tratamientos existen?
Tal y como venimos señalando, el mayor problema que existe es que el diagnóstico del síndrome de la apnea del sueño no siempre se hace de manera temprana. Por lo general, podemos tener pacientes que sufren múltiples problemas, como depresión mayor y diabetes, sin saber que el desencadenante de todo ello es ese trastorno de la respiración y del sueño.

Lo más importante en todos los casos, es consultar con el médico siempre que suframos ronquidos, somnolencia diurna, cansancio y cefaleas.
En casi la totalidad de los casos, la sintomatología psiquiátrica desaparece en el momento en que se aplica un tratamiento para la apnea.

A la hora de tratar esta enfermedad, se suele usar el CPAP, un dispositivo de presión continua en las vías respiratorias que tiene como finalidad enviar aire a través de una mascarilla.
En algunos casos, también pueden usarse un tipo de aparatos bucales que logran mantener la garganta abierta y evitan la obstrucción.

Por otro lado, y en los casos más severos, puede optarse por la cirugía.
Todas esas estrategias terapéuticas son efectivas y ofrecen un cambio destacable en la calidad de vida de paciente. No obstante, no podemos terminar este artículo sin incidir en una evidencia: la apnea obstructiva del sueño se asocia a enfermedades altamente peligrosas, como los infartos o los derrames cerebrales. Tengámoslo presente.

Por: Psicóloga Valeria Sabater