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Señales de alarma en una relación de pareja

La pareja es un vínculo que ha de nutrir y enriquecer a quienes la forman. Cuando esto no ocurre, existen ciertas señales que hacen sonar nuestras alarmas.

La pareja es una de las relaciones más significativas de nuestra vida. Por ello, es fundamental que el vínculo se mantenga sano, de modo que ambos miembros salgan enriquecidos de esta interacción. Sin embargo, en muchas ocasiones pasamos por alto importantes señales de alarma que nos indican que algo no está funcionando correctamente.

Cada etapa de la conexión tiene unas características diferentes, pero en todas ellas existen ciertos riesgos. Al vincularnos afectivamente con otro ser humano, adquirimos una responsabilidad con nosotros mismos y con el otro. Por ello, hemos de implicarnos y trabajar para que las fricciones no desgasten la relación y terminen generando sufrimiento.

Las siguientes son algunas de las situaciones nocivas más comunes en las parejas. Prestar atención a estas señales nos permitirá comprender el estado de nuestra relación y actuar en consecuencia.
Señales de alarma en una relación de pareja

Aislamiento
Esto puede suceder al inicio de la relación por las intensas ganas de ambos de estar juntos todo el tiempo o puede darse más adelante por la inercia de la vida en conjunto. Así mismo, es posible que se haya llegado a esta situación debido a que la pareja es excesivamente celosa o posesiva o puede que seamos nosotros mismos quienes hayamos preferido dedicarle la mayoría de nuestro tiempo al vínculo.

En cualquier caso, esta es una de las señales de alarma más importantes. Estar en pareja no debe llevarnos a perder contacto con nuestros seres queridos, a abandonar nuestra carrera profesional, nuestras aficiones o el tiempo que nos dedicamos a nosotros mismos. Todos estos elementos son imprescindibles para tener una existencia saludable y equilibrada, y descuidarlos puede colocarnos en una situación de gran dependencia de la pareja.

Desequilibrio
Es frecuente observar que en algunas parejas uno de los miembros invierte mucho más tiempo, esfuerzo y energía en mantener el vínculo que el otro.

Siempre es la misma persona la que cede, la que planea y provee física o emocionalmente, mientras el otro se limita a recibir, sin ni siquiera agradecer muchas veces lo que el otro entrega.

Para que la unión sea sana y enriquecedora, ha de ser recíproca. De lo contrario, tarde o temprano, el peso será imposible de asumir por uno solo de los componentes, quien enfrentará la frustración, la tristeza y el sentimiento de soledad. Esto no quiere decir que todo deba ser perfectamente equitativo en cada momento, pero en líneas generales es imprescindible sentir que se trata de un camino conjunto y compartido.

Falta de respeto
El respeto es fundamental en cualquier vínculo interpersonal, pero más aún en uno tan significativo como este. Las faltas de respeto pueden manifestarse de diferentes maneras. Desde las más evidentes, como la violencia física o psicológica, hasta los más solapados, como burlarse del otro o menospreciar sus intereses, opiniones o sentimientos.

Hay que tener claro que una falta de respeto no es aceptable ni tolerable en ninguna situación. No importa lo enfadados o frustrados que estemos, somos adultos y hemos de ser capaces de emplear otras herramientas que no sobrepasen esa línea roja.

Si tu pareja te hace sentir inferior, te ridiculiza, te ignora o resta importancia a tus emociones, no lo toleres. El respeto siempre comienza en uno mismo, nosotros enseñamos a los demás como tratarnos.

Comunicación inadecuada
Por último, una comunicación agresiva, pasiva o, en definitiva, inadecuada es una de las señales de alarma que no podemos pasar por alto.
Todas las parejas enfrentarán discrepancias en algún momento de su relación, pero si saben comunicarse podrán resolver los conflictos sin dolor y sin consecuencias. Por el contrario, la incapacidad de comunicarse de una forma honesta y asertiva puede agrandar de forma importante la distancia entre ambos.

¿Cómo actuar ante las señales de alarma?
Detectar alguno de estos puntos no implica que la relación de pareja deba terminarse. Sin embargo es importante no pasarlas por alto ya que, de mantenernos igual, los problemas pueden acrecentarse. Actuar a tiempo dialogando, modificando conductas o incluso buscando ayuda profesional si es necesario nos ayudará a sanar el vínculo.

Las relaciones humanas son complejas y las de pareja, especialmente, nos hacen de espejo de un modo mucho más prominente. Por ello, todo el trabajo conjunto que se invierta en la relación repercutirá en un incremento del bienestar para ambos.

Por: Psicóloga Elena Sanz