Nos guste o no, las palabras que usamos no solo moldean nuestros pensamientos, sino también nuestro universo. Construimos nuestros modelos mentales del mundo a través de las palabras, por lo que la elección de una u otra no se debe al azar, ni siempre es el resultado de un proceso mental meditado.
Lo que revelan las palabras que usamos a diario
Las palabras que usamos a diario son la expresión de nuestros estados internos y, al mismo tiempo, determinan nuestra reacción ante los eventos. Son un tipo de filtro del que no podemos deshacernos fácilmente y, a menudo, ni siquiera nos damos cuenta. Por lo tanto, la elección de las palabras revela mucho acerca de quiénes somos y cómo nos sentimos, desenmascarando estados que a veces ni siquiera conocemos por completo.
De hecho, los psicólogos de las universidades de Wisconsin, Arizona y California han identificado el tipo de lenguaje que usamos cuando estamos estresados, por lo que si te encuentras diciendo algunas de estas palabras con frecuencia, puedes tomarlas como señales de advertencia que indiquen que estás agotado, tenso y/o ansioso.
Palabras funcionales: inserciones automáticas que nos traicionan
Si usas frecuentemente adverbios como “realmente“, “increíblemente” o “verdaderamente“, probablemente estés muy estresado. Los psicólogos los clasifican como “palabras funcionales” y afirman que son un indicador bastante preciso de nuestro nivel de ansiedad.
Las palabras funcionales son aquellas que no significan mucho por sí mismas. A diferencia de los verbos y sustantivos, estas palabras no proporcionan mucha información, pero solo sirven para reforzar el resto del discurso. Dentro de las palabras funcionales están los adverbios afirmativos, algunos pronombres y algunos adjetivos.
Los psicólogos han sospechado durante mucho tiempo que tendemos a utilizar palabras funcionales con más frecuencia cuando estamos estresados. Por lo tanto, probaron su hipótesis pidiéndole a 143 personas que traigan dispositivos de grabación durante dos días.
Estas personas también fueron sometidas a un análisis en el que se contaron sus glóbulos blancos, ya que se sabe que su aumento es un síntoma de estrés.
Después de analizar el audio recopilado en dos días y las pruebas de laboratorio, los psicólogos descubrieron que, de hecho, las personas más estresadas, con un mayor número de glóbulos blancos, usaban palabras más funcionales. Su discurso estaba lleno de adverbios como: “realmente, sin dudas, increíblemente y con seguridad“.
También notaron que dieron prioridad a pronombres como “yo” y “mío” en lugar de “ellos” y “tuyo”, lo que indica una visión más egocéntrica del mundo, causada por la presión que sienten. En otras palabras: el estrés nos obliga a cerrarnos en nuestro mundo interior, por lo que perdemos la perspectiva. Y esto se manifiesta a través de un discurso más “egoísta”.
Tus palabras pueden decirte lo que todavía no sabes
Lo más curioso de este experimento es que las palabras funcionales podrían predecir los niveles de estrés mejor que las percepciones de las personas. De hecho, a veces, cuando pasamos por un período particularmente difícil y tenso, nos enfocamos tanto en tratar de salir de esa situación que no nos damos cuenta del nivel de estrés que estamos sufriendo.
Afortunadamente, las palabras funcionales pueden convertirse en una señal de advertencia que nos advierte de nuestro estrés, ansiedad y tensión, por lo que podemos detenernos en el camino y cambiar de dirección. Los psicólogos explican que esto se debe al hecho de que la elección de palabras funcionales es más automática y menos consciente, mientras que la elección de verbos y sustantivos es un proceso mucho más consciente.