El tipo de personas que irritan a los demás son quienes ven en los otros un instrumento para llenar sus carencias, encubrir sus vacíos o satisfacer sus complejos.
En las relaciones sociales no es bueno tratar de complacer a todo el mundo, pero tampoco de descomponer a quienes nos rodean. Hay personas que irritan a los demás con sus actitudes, pero muchas veces se niegan a reconocerlo. Tampoco interpretan las señales que les envía el entorno y lo cierto es que les cuesta mantener buenas relaciones con quienes les rodean.
Las personas que irritan a los demás tienen problemas con la empatía. Les cuesta entender que generan situaciones tensionantes o desagradables. Incluso muchas veces se sienten orgullosos de dar lugar a rechazos en otros y justifican ese rechazo en función de una cierta superioridad.
Lo cierto es que para la mayoría de las personas hay actitudes y conductas que son molestas. Bloquean la comunicación con los otros y generan emociones negativas. Para que no queden dudas, enseguida hablamos de algunos tipos de personas que irritan a los demás.
1. Los mandones
Corresponde a ese tipo de personas que no necesariamente gritan, pero que sí suelen hablar en forma imperativa. De una u otra manera, piensan que los demás están a su servicio. No piden, sino que ordenan. Tampoco aconsejan, sino que señalan el camino a seguir. Algo o alguien les ha hecho creer que tienen derecho a ello.
A veces son muy sutiles, pero aún así no pueden evitar su tendencia a dirigir a los demás. No son líderes, en el estricto sentido de esa palabra. Eso es precisamente lo que los convierte en “mandones”: nadie les ha conferido ese papel. Se trata de personas que irritan a los demás porque pocos o ningún adulto disfruta sintiéndose controlado.
2. Los que alardean son personas que irritan a los demás
Estos son primos hermanos de los anteriores, pero en ellos es más claro que los inspira un sentimiento de inferioridad. Suelen alardear de todo. Si se levantaron temprano, porque son muy disciplinados. Si se levantaron tarde, por su desapego a las rutinas.
Sus auto-alabanzas son un verdadero fastidio. En realidad, representan una forma de envidia pasiva. Quieren despertar la envidia de los demás, porque ellos mismos envidian mucho. Envían un mensaje tóxico y son muy pocos los que los aguantan más de media hora.
3. Los que son excesivamente solícitos
Estos están en el extremo opuesto a los anteriores. Son persona que irritan a los demás porque se autoanulan. Quieren complacer, excesivamente, a los otros. Los llenan de halagos, de atenciones y los ensalzan. Al principio pueden resultar agradables y acogedores, pero con el tiempo se tornan molestos.
Una persona que no se siente digna, ni valiosa, genera una sensación de incomodidad en los demás. Implícitamente, se sabe que están buscando aprobación. En general, las personas sanas mentalmente no se sienten cómodas aprobando o desaprobando a los demás. Por eso ese tipo de actitudes terminan irritando.
4. Los acusetas
Los acusetas son esas personas que quieren quedar maravillosamente bien con las figuras de autoridad, especialmente si es en detrimento de sus pares. Desean formar parte del círculo de los poderosos, aunque sea de una manera servil. En el fondo, se desprecian y, por eso mismo, deprecian a quienes son como ellos.
Este tipo de personas son irritantes por su servilismo y deslealtad. Generan desconfianza en los demás y terminan convirtiéndose en instrumentos de sus superiores. Merodean el poder porque lo temen. Complacen a quienes detentan alguna autoridad para ganar su favor y evitar ser víctimas de este.
5. Los “chistosos”
Los “chistosos” son aquellas personas que siempre están haciendo bromas acerca de todo sin tener en consideración a los demás. Con frecuencia se ríen de los demás y no con los demás. Intentan ser ingeniosos, pero más bien son desfachatados. Tocan temas que podrían ser sensibles para otros, sin que le den importancia a lo que ellos sienten.
Estos bromistas crónicos suelen acudir a contenidos agresivos en sus chistes. Disfrutan desconcertando o molestando a quienes les rodean. Piensan que la impertinencia es una virtud y la falta de consideración una forma de reafirmarse. Los “chistosos” se ocultan detrás de las bromas para no relacionarse genuinamente con nadie.
Estos son solo algunos de los tipos de personas que irritan a los demás. Lo común entre ellas es la falta de autoestima y de empatía. La mala relación con ellos mismos les lleva a una relación tensa con los demás.