El médico clínico y cardiólogo habla sobre el agotamiento, la ansiedad y la angustia. Dice que “vivimos subidos a una moto” y propone distintos recursos para frenar a tiempo. La infelicidad enferma. Tiene 57 años, casado desde hace 31, tiene tres hijos. Es profesor titular en la Universidad Maimónides y presidente de la Asociación Argentina de Medicina del Estrés.
Conversar con el doctor López Rosetti es una clase clara y entretenida sobre lo que nos pasa.
Para entender el estrés empecemos por hablar de nuestro cerebro, ¿le parece?
Todo el cuerpo existe para mantener al cerebro. Consume el 20% de la sangre que bombea el corazón. Es una cosa extraordinaria. Donde está el yo, el ego, el superyo, las emociones, los planes ejecutivos, el razonamiento, la noción del tiempo y del espacio. Sólo se alimenta de glucosa y de oxígeno. Eso quiere decir que el cerebro está aislado del cuerpo.
El paso del año trae una carga de estrés acumulada y vivir sin estrés es complicado.
El estrés tiene dos aspectos, el agudo y el crónico. Para el agudo estamos preparados. Un asalto, una erupción volcánica desaparecen, cuando la amenaza desaparece. Pero el estrés crónico es acumulativo. El estrés crónico mata. Es la gota que horada la piedra. Es el estrés sostenido en el tiempo, produce cambios psicológicos y fisiológicos. Eleva la hormona cortisol y eso daña.
¿Cómo detectar el estrés crónico? ¿Cuáles son las patologías más comunes?
La ansiedad y los cuadros de ansiedad. El estrés agudo tiene una forma de reacción que es un circuito en el cerebro, neurobiológico: es el del miedo. La ansiedad es un miedo chiquito sostenido en el tiempo sin objeto de fácil determinación. El miedo es temer a algo. En la ansiedad, el paciente no puede decir que le teme a algo, es más efímero.
¿Cómo se manifiesta la ansiedad?
Dentro del síndrome del estrés está la ansiedad patológica, el síndrome de ansiedad generalizada, las fobias y el estrés postraumático. La fobia, el miedo patológico e irracional a un objeto determinado, miedo a la altura, a la noche, al aislamiento, a la gente y la imposibilidad de escapar de una situación y de ser ayudado. Los síndromes de estrés se van instalando lentamente. Y lo lento no es percibido y se integra como normal. Entonces se asume que no dormir bien es normal, o el dolor de cabeza es normal o la acidez gástrica es normal. Se asume que los síntomas son normales, cuando no lo son. Uno termina incorporando una dolencia porque fue paulatina. En el Hospital de San Isidro tenemos un programa que es interpretación de síntomas.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?
Un dolor de cabeza, la ansiedad, o el insomnio, las contracturas musculares son información para que tomes conciencia de que algo sucede. El cuerpo siempre te habla, envía mensajes, síntomas. Al principio, en susurros. Si no lo escuchás, habla en voz normal y después termina gritando.
Casi todas hoy tenemos esos síntomas.
Lo que pasa es que no estamos viviendo bien. Interpretamos lo cotidiano como lo normal y no debería ser así. El estrés tiene tres etapas: alarma, resistencia y agotamiento. En la etapa de alarma estás en el combate inicial, en la resistencia, durás y en el agotamiento, te enfermás.
¿Cómo está uno en la etapa de agotamiento?
Es probable que te enfermes. Estás susceptible a la enfermedad y/o al accidente. Llega un paciente y me dice que chocó o que se cortó el dedo cocinando o se agarró los dedos con la puerta. No es casual. Es agotamiento de las capacidades cognitivas y genera sustancias pro inflamatorias en la sangre -por eso se dice que uno se hace mala sangre -, como la proteína C reactiva, sustancias que hacen mal a la sangre. El hombre es el único animal que se infarta y está relacionado con el estrés. Tiene infarto porque tiene capacidad de sufrir. Un perro no tiene infarto. Hay perros con arritmias, con enfermedades coronarias, pero no con infartos. El perro no puede ser despedido del trabajo, no se divorcia ni tiene conflictos existenciales. El hombre puede infartarse porque tiene la capacidad de sufrir anticipadamente por el futuro. La capacidad de anteponerte a los hechos de forma negativa y sufriente determina que te lesiones la parte interna de las arterias y se produzca el infarto.
¿Entonces el infarto es puro sufrimiento?
Sí. Este sufrimiento moderno explica por qué cada vez más placas se rompen justamente donde el sufrimiento se hace carne. “Me pasé toda la vida preocupado por cosas que nunca sucedieron“, dijo Churchill. En el Hospital de San Isidro hacemos meditación en el Programa de Manejo del Estrés. ¿Qué buscás en un momento meditativo? Vivir el presente. El “ahora” es no anteponerte al sufrimiento del futuro. Podés tener exceso de pasado o de futuro. El pasado genera emociones como la tristeza, la melancolía y la depresión. El exceso de futuro genera ansiedad y estrés. Lo que se instruye es la vivencia del ahora. La tristeza y la melancolía son emociones negativas. Y las emociones no se medican, se procesan. La gente siente un poco de tristeza y se toma un antidepresivo, entonces se va a enfermar. Está comiendo una daga.
¿Por qué se va a enfermar?
Esta aplacando algo. La ansiedad se trata y eso no quiere decir que se medique. Es un estado de temor anticipatorio sin objeto claro que tiene manifestaciones emocionales y físicas. Los médicos decimos que ansiedad es la vivencia experiencial y angustia es cuando se agrega un síntoma físico.
De la angustia viene la angina de pecho o el dolor coronario. Concordia es llevarse bien con el otro, discordia es alejarse del corazón del otro. Es una metáfora. Somos más emocionales que racionales. No somos seres racionales, somos seres emocionales que razonan. El ello, el yo y el superyo se integran en la palabra Uno, como el tango. “Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias”. Ansiedad.
“Uno” es la integración del yo. “Busca” es intencionalidad, emotividad, emoción, “Uno busca lleno de esperanzas”. ¿Qué más irracional que la esperanza?” El camino que los sueños”, otro irracional. “Sabe que la lucha es cruel y es mucha y lucha y se desangra”. La expresión del sufrimiento es rojo, es por la sangre. La sangre es sinónimo de muerte.
¿Qué emociones nos enferman?
Hay emociones básicas y evolucionadas. Las básicas son la ira, el miedo, la felicidad, el asco, la tristeza. Las evolucionadas son la culpa, la vergüenza, el amor, el ataque al orgullo. No tienen una sola cara de expresión. Amor es éxtasis, aceptación, serenidad, comprensión. Culpa, vergüenza y ataque al orgullo son condiciones emocionales que pueden producir el infarto. El corazón es el fusible más sensible del organismo.
El agotamiento produce más enfermedades dijiste.
Es la depresión del sistema inmunológico.Todos los días formamos células cancerosas. Está probado. El cáncer no es una sola enfermedad, son varias. Uno no se enferma de lo que quiere, sino de lo que puede. El ADN determina susceptibilidades para algunas enfermedades. ¿Por qué hay personas que fuman y se enferman de cáncer de pulmón y otros no? Para la hipertensión hay más de 32 genes distintos. Lo que importa no es el ADN, sino el entorno. Inmumodepresión, gastritis aguda, úlcera gastro duodenal, alopecía…
El estrés, sin embargo, está naturalizado.
Una persona con sintomatología de estrés es una persona que va a chocar. No vivimos bien, vivimos subidos a una moto. La frontera final es filosófica. Si lees Desiderata, es una receta contra el estrés. Termina con “ten cuidado. Esfuerzate en ser feliz”. En el Hospital mostramos una caja de herramientas. Una es yoga, practicar arte, actividad física, más amigos y familia. Cuál te sirve es la que tenés que identificar. Es un camino activo.
Es políticamente correcto pensar que uno necesita más familia y amigos. Pero si uno decide ir solo a vivir a Córdoba a pintar, no está bien visto.
Puede no estar bien visto, pero con un buen desarrollo de tu autoestima, no te interesa que no esté bien visto. El primer paso es saber que algo te pasa, detenerte y pensar. Un síntoma frecuente es la infelicidad. Hay pacientes que se enferman por no ser felices. Un fantasma en tu mente es tan cierto como un tren que viene de frente.
El universo de Daniel López Rosetti
Diario La Naciòn