El sistema inmunológico conocido popularmente como sistema inmune, cumple una función muy importante al interior de cada organismo, actuando como detector principal de las partículas que resultan nocivas para la salud, algunas de ellas podrían ser: células cancerosas, virus generadores de gran diversidad de enfermedades, parásitos, células patógenas, entre otros.
Su función más destacada es distinguir las partículas benignas de las malignas, ubicadas dentro de cada organismo. Para realizar eficazmente su labor este emplea una sustancia compuesta de células encargadas de atacar cuerpos extraño conocidas como leucocitos o glóbulos blancos, anticuerpos, citoquinas, macrófagos y neutrófilos, entre otros; dichas unidades se encargan de la detección temprana y eficaz de agentes patógenos que pueden incrementar el riesgo de padecer una enfermedad o infección, teniendo en cuenta que este proceso es complicado, ya que la mayoría de los agentes patógenos suele reproducirse a una velocidad significativa a lo largo del cuerpo, por esto mismo para contrarrestarlas el sistema inmune desarrolla múltiples mecanismos inteligentes que reconocen y neutralizan estos organismos, evitando así que se diseminen a lo largo del cuerpo.
A pesar de tener un sistema tan completo, en ocasiones puede presentarse un fenómeno conocido como inmunodeficiencia, la cual se refiere al trastorno y deficiencia del sistema inmunitario, esta falencia se caracteriza por tornar los procesos inmunes menos activos de lo normal, algo así como bajar la guardia; es aquí cuando desafortunadamente se crea un ambiente que favorece el proceso de replicación de las células malignas presentes en un organismo, produciendo en consecuencia enfermedades de todo tipo, algunas llegando a ser altamente nocivas para la salud, incluso pueden llegar al punto de ocasionar la muerte.
Así como existen factores internos que alteran las funciones en el sistema inmunológico, también existen factores externos, los cuales pueden depender de nosotros mismos y sin embargo no brindamos la atención necesaria, por ejemplo: un estilo de vida basado en una alimentación desequilibrada, consumo frecuente de cafeína, exposición directa o indirecta al humo del tabaco (conociendo al último como fumador pasivo), la contaminación ambiental, manejar un nivel de estrés alto, excesos en la actividad deportiva o muscular y en contraparte el sedentarismo, son detalles esenciales pues todo este tipo de actividades cotidianas se encuentran directamente relacionadas con el deterioro del sistema inmunitario.
¿Cómo fortalecer entonces el sistema inmune?
Como principal factor, la alimentación. Esta debe ser equilibrada, por lo que conviene incluir en la dieta grasas monoinsaturadas, presentes en los frutos secos, algunos pescados, aceite de oliva, o de girasol. De igual modo es importante consumir en una manera significativa productos lácteos, ya que estos contribuyen al fortalecimiento e incremento de las defensas.
Al hablar de una dieta equilibrada y variada nos referimos al consumo de todos los nutrientes en su justa medida (grasas, hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, minerales). Otros nutrientes complementarios que pueden ser usados para mejorar la salud del sistema inmune son:
- Vitamina E. Presente en el aceite elaborado a base de germen de trigo, oliva y soja, así como también en algunos cereales entre los que encontramos el pan y los cereales.
- Vitamina C. Para un consumo alto en esta vitamina podemos encontrar verduras, hortalizas, y frutas. especialmente en cítricos como la naranja y los limones.
- Vitamina A. Está presente en los derivados de la leche; también puede ser ingerida al consumir hígado.
- Hierro. Este importante elemento presente incluso en nuestra sangre puede ser consumido mediante la ingesta de carnes como el hígado, el pescado e incluso en los huevos.
- Zinc y selenio. La ventaja de estos radica en que pueden hacerse presentes en casi todos los alimentos consumidos comúnmente.
Otro de los factores externos que funciona en beneficio del sistema inmune es la práctica de ejercicio por lo menos 3 veces durante la semana, manteniendo el ritmo de la actividad mínimo durante 30 minutos.
Aspectos a tener en cuenta a la hora de practicar ejercicio
Llegado el momento de elegir un deporte con la finalidad de fortalecer el sistema inmunológico, es importante tener en cuenta elegir una actividad en la que se implique la locomoción completa del cuerpo, por ejemplo la natación, el ciclismo y el atletismo. Es de suma importancia la correcta alimentación entre cada práctica, pues el organismo requiere de recursos cuando es exigido, así que una dieta alta en vitaminas, minerales y antioxidantes previene la fatiga física y mental, fortaleciendo nuestras defensas.
Una recomendación a tener en cuenta es la ingesta de por lo menos 5 porciones de frutas y verduras por día, estas benefician la buena apariencia de la piel y combaten el debilitamiento del sistema inmunológico.