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La Asertividad, una gran herramienta para gestionar el estrés

La asertividad es la capacidad de expresar los sentimientos y hacer valer los derechos de uno mismo respetando estos sentimientos y derechos de los demás. La comunicación asertiva es apropiada, directa, abierta y honesta, y aclara las necesidades de la otra persona. La asertividad es algo natural para algunos, pero otros no es tan fácil.

La buen noticia es que la asertividad una habilidad que se puede aprender. Las personas que dominan la habilidad de la asertividad son capaces de reducir los conflictos interpersonales en sus vidas, reduciendo así una fuente importante de estrés.

Asertividad Vs AgresividadA veces la gente confunde la agresividad con la asertividad, ya que los dos tipos de comportamiento implican defender los derechos de uno mismo  y expresar las necesidades propias.

Las diferencias clave entre los dos estilos de comunicación son que las personas se que se comportan asertivamente se expresan:

  • respetando al otro,
  • asumiendo lo mejor de la gente,
  • respetándose a sí mismos,
  • pensando en los beneficios para ambos y
  • tratando de comprometerse con la situación.

Por el contrario, los individuos que se comportan agresivamente tenderán a emplear tácticas como la falta de respeto y un trato manipuladora, degradante o abusivo. Las personas agresivas hacen suposiciones negativas sobre los motivos de los demás y piensan en términos de represalias, sin acercarse al punto de vista de la otra persona. Además, las personas agresivas sienten que ganan a costa de los demás, y para ello crean conflictos innecesarios.

Asertividad y estrés
La asertividad afecta a muchas áreas de la vida. Las personas asertivas tienden a tener un menor número de conflictos en sus relaciones con los demás, lo que se traduce en mucho menos estrés en sus vidas.
Las personas asertivas consiguen satisfacer sus necesidades  y ayudar a otros a satisfacer las suyas también. Por lo tanto, tienen relaciones más fuertes con los demás y siempre pueden contar con alguien en momentos difíciles, lo que también ayuda con el manejo del estrés.

En contraste con esto, la agresividad tiende a alienar a los demás y crear una tensión innecesaria. Con el tiempo, las personas que se comportan de manera agresiva tienden a tener una cadena de relaciones fallidas y poco apoyo social. Irónicamente, a menudo se sienten como víctimas.