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La meditación mejora la cognición social

La meditación mejora la cognición social y su relación con la empatía, el reconocimiento emocional, la atribución del estado mental y el estilo/sesgo de atribución hostil. ¿Te gustaría descubrir cómo?

La meditación mejora la cognición social. Así lo han revelado algunos estudios que describiremos a continuación. Sin embargo, antes de ver cómo la meditación mejora la cognición social, ¿a qué estamos haciendo referencia al hablar de cognición social?

Definimos la cognición social como un tipo de procesamiento de la información social, en particular su codificación, su almacenamiento, su recuperación y su aplicación en situaciones sociales (Cacioppo, et al., 2000). Además, según Pinkham (2014), la cognición social incluye procesamiento de emociones, percepción social, atribución del estado mental y estilo/sesgo atribucional.

También se ha relacionado la cognición social con la empatía, que implica un conocimiento de los demás y que requiere que la persona mantenga una conciencia de que la respuesta emocional es una simulación de la experiencia de otra persona, no confundirse con la propia experiencia (Lieberman, 2007).

¿Cuál es el objetivo de las prácticas meditativas?
Un objetivo fundamental de la mayoría de las prácticas meditativas es mejorar los pensamientos, sentimientos y comportamientos compasivos hacia los demás (Wallace, 2001). En ciertas prácticas, este objetivo está implícito ya que se considera que la compasión surge espontáneamente como resultado de una mayor conciencia plena.

Para que nos hagamos una idea, la compasión sería el sentimiento que se genera ante el sufrimiento de los demás (o el sufrimiento propio, en el caso de la autocompasión) y que nos motiva a aliviar dicho sufrimiento. Es una cualidad del ser humano que trae consigo el amor hacia uno mismo y hacia los demás. La compasión nos mueve a actuar para contribuir a la felicidad de los demás y a la de nosotros mismos.

En otras prácticas, como en el entrenamiento mental budista tibetano (en tibetano: lojong), se utilizan técnicas de meditación para promover específicamente sentimientos y comportamientos empáticos hacia los demás. Serían pasos iniciales para desarrollar un sentido de compasión universal.

La cognición social o social mindfulness
Un abordaje interesante respecto a la cognición social es el de Van Doesum et al. (2013), que adoptaron el novedoso concepto de «social mindfulness». Estos autores realizaron una serie de estudios que sugieren cómo puede ayudar a las personas a actuar en el mundo social, basándose en un enfoque teórico de interdependencia y de toma de decisiones.

Según estos autores, la «social mindfulness» consiste en atender las necesidades e intereses de los demás respetando la idea de que a la mayoría de las personas les gusta elegir por sí mismas. Los hallazgos del estudio justifican la importancia de una mayor investigación sobre este tema, centrándose en mindfulness y la cognición social para comprender mejor cómo se relacionan estos dos constructos.

Estudios revelan que la meditación mejora la cognición social
En el estudio de Campos et al (2019), los hallazgos indicaron que la muestra de meditadores se desempeñó mejor en ciertas cualidades (es decir, empatía, reconocimiento emocional, atribución del estado mental, estilo/sesgo de atribución hostil) en comparación con los no meditadores. Además, respalda la noción de que la atención plena está relacionada con la cognición social.

La atribución del estado mental (ToM) se refiere a la capacidad de una persona para atribuir estados mentales (por ejemplo, intenciones, creencias, deseos, etc.) tanto a sí misma como a los demás. También incluye la capacidad para apreciar que otros  pueden tener estados mentales que difieren de los propios (Corcoran et al., 1995).

Curiosamente, los cambios en la actividad neuronal observados después de un breve entrenamiento de meditación compasiva recuerdan cambios más poderosos en las mismas áreas del cerebro observadas en practicantes avanzados de meditación compasiva (Klimecki et al. , 2012).

Por: Marián Carrero Puerto