Psiconsultar Online

Lo que no me mata, me fortalece

Según cuenta la leyenda, el ave fénix, se quema por completo hasta consumirse, para luego poder resurgir de las cenizas. El mensaje que nos deja, es que poseemos la capacidad de sobreponernos y transformarnos día a día en función de lo que nos vaya presentando la vida. Esta capacidad se denomina resiliencia. Desde la psicología se entiende la misma como la capacidad que tienen las personas de hacerle frente a la adversidad y superarla, haciendo hincapié en la transformación positiva que surge en el sujeto, luego de haber pasado por el suceso adverso.

Cabe destacar que la resiliencia no es igual a resistencia. No es solo soportar la presión, sino dejarse atravesar por la experiencia, vivirla, para luego salir fortalecido. Por lo tanto, la persona no es la misma antes y después de la vivencia.

PExisten ocasiones en que la vida nos pone a prueba; experiencias que vienen a sacudirnos y despertar en nosotros cualidades que ni uno sabía que tenía.Puede ser, por ejemplo, una enfermedad grave propia o de una persona significativa, la muerte de un ser querido, el despido de un trabajo, catástrofes naturales, situación de pobreza, entre muchas otras; y si bien la situación puede ser cualquiera, lo que prima siempre será la percepción sobre ese hecho. Lo que la persona evalúa como una experiencia adversa, va a depender de su percepción de la realidad, considerando que el estrés es un fenómeno puramente subjetivo.
 
Ahora bien, ¿todos podemos ser resilientes o solo es una capacidad que poseen algunos privilegiados?
 
La resiliencia es una habilidad, una capacidad que podemos desarrollar y/o reforzar en cualquier etapa de la vida. No es un rasgo fijo de la personalidad, ni es algo estático que se tiene de una vez y para siempre; sino un proceso dinámico, basado en la interacción de factores personales, como por ejemplo la forma en que afrontamos el estrés y la percepción de control que tengamos sobre lo que nos sucede; y factores contextuales como por ejemplo apoyo social, educación y experiencias traumáticas vividas.
 
Las personas resilientes comparten una serie de características. Conocer las mismas, puede servirnos como pilares para desarrollar nuestra capacidad de resiliencia.
 
AUTOCONOCIMIENTO
Ser resiliente implica conocer las propias fortalezas y  debilidades. Gracias a esto, cuando llega el momento de enfrentar la adversidad, la persona arbitra todos los medios para trabajar sobre sus debilidades y sostenerse en sus fortalezas. Son conscientes que no siempre pueden solos y se permiten pedir ayuda.
 
OPTIMISMO
Aquellos que poseen esta capacidad cuentan con una visión optimista sin dejar de ver la realidad de manera objetiva. Están esperanzados en que las cosas van a salir bien, porque confían en sus capacidades para atravesar los obstáculos. Saben que las situaciones negativas no duran para siempre, considerando que  luego de la tormenta llega la calma.

ACEPTACIÓN
El resiliente no espera que no existan momentos malos en su vida, sino que acepta los mismos como momentos para aprender y valorar los buenos. Toma la adversidad como una oportunidad para crecer y madurar.
 
INTROSPECCIÓN
“Un 10 por ciento es lo que te pasa y un 90 por ciento es que haces con lo que te pasa”.La adversidad invita a la persona a la reflexión y a conectarse con uno mismo; proponiéndonos revisar nuestro sistema de creencias y prioridades. Frente a una situación adversa preguntarse ¿Por qué a mí?, nos deja en un lugar de víctima, de queja, de frustración, que nos paraliza. En cambio, si nos preguntamos ¿para qué me sucedió esto?, ¿Qué puedo aprender de esto que me ocurrió?; nos ubicamos en un lugar de protagonista, un lugar activo que nos permite transitar mejor ese momento viéndolo como un desafío para generar nuevos recursos.
 
MOTIVACIÓN
Tener una meta, un objetivo puede ayudarnos a la hora de hacer frente a la adversidad.”Quien tiene un porqué para vivir, encontrará siempre el cómo”.Por ejemplo, Beethoven encontró su motivación en la música; herramienta que le permitió seguir dándole sentido a su vida, luego de atravesar una infancia muy dura, soportando los malos tratos de su padre alcohólico y más tarde una sordera.
 
APOYO SOCIAL
Tener relaciones afectivas y de apoyo  genera confianza, seguridad y calma. Sentir el soporte de los demás, hace que contemos con más emociones positivas que compensen el fuerte malestar.
 
CAPACIDAD DE INICIATIVA
En ocasiones, frente a las adversidades, hay personas que transforman su dolor, impulsando acciones de distinto tipo. Por ejemplo, un padre que pierde a un hijo y luego arma una fundación para ayudar y acompañar a otros padres en situaciones similares a atravesar esa pérdida desde otro lugar.
 
En conclusión, a lo largo de nuestras vidas, existirán vaivenes que nos irán exponiendo a diversas experiencias, algunas de ellas adversas o negativas.Este tipo de experiencias pueden ser vistas como una invitación para desplegar nuestra capacidad de ser resilientes y mejorar así nuestra calidad de vida. Es importante tener en cuenta que todos somos capaces de hacernos de herramientas para posicionarnos mejor frente a los obstáculos permitiéndonos ser atravesados por la experiencia y aprender de ella.