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¿Sabes qué es el cukolding?

La infidelidad es uno de los motivos más frecuentes por el que las parejas deciden poner fin a su relación. Sin embargo, en la actualidad existe un nuevo fetichismo que busca este tipo de engaño, ya sea real o imaginarios, con el objetivo de conseguir placer y aumentar la llama de la pasión en la pareja. Se trata del cuckolding.

Esta peculiar modalidad fetichista consiste en que una mujer tenga relaciones con otro hombre y luego cuente a su pareja lo que ha experimentado en este encuentro o bien, este ejerza de espectador durante la relación sexual. Curiosamente, a partir de esto, la pasión en la relación de pareja renace de nuevo.

En esta práctica, se denomina cuckolds a aquellos hombres que permiten que su pareja o esposa mantenga relaciones sexuales con otros hombres mientras él solo se sienta a observar. En muchas ocasiones, son ellos los que incentivan a sus parejas a realizar este tipo de actos, donde ellas los “engañan” con otro hombre para obtener mayor excitación sexual.

Ahora bien, no hay que confundir el término cuckolding con el de voyeurismo. Este último consiste en la acción de observar a otras personas desnudas, en ropa interior o manteniendo relaciones sexuales sin que estas sean conscientes de ello, con el objetivo de excitarse.
Para las personas que practican el cuckolding, garantizar a su pareja la libertad de expresar su sexualidad es una considerable fuente de excitación que puede convertirse en fetichismo.

La práctica del cuckolding
Se dice que cuckolding es el estilo alternativo de más rápido crecimiento y, ya sea que las parejas lo incorporen como un juego de rol de fantasía o como una realidad, atrae a mujeres y hombres en niveles primarios, intelectuales y sociopolíticos. De hecho, ha sido llamado fetichismo intelectual.

Una persona que practica cuckolding se excita sexualmente por la fantasía o realidad donde su pareja, a la que considera atractiva, mantiene relaciones sexuales con otra persona, generalmente con alguien parecido a su alter ego.

El doctor León Seltzer afirma que la excitación que produce este tipo de situaciones puede ser originada por la experimentación vicaria de la relación sexual que se está acostumbrado a llevar como protagonista. Es decir, de algún modo ejercer de espectador aumenta los niveles de excitación.

Además, no podemos olvidar el poderoso papel que tiene la transgresión en el cuckolding, tato para la mujer como para el hombre. Para la primera representaría el contacto con lo prohibido a través de la ruptura de la fidelidad y para el segundo, el acto de impulsar a la pareja a transgredir.

¿Qué buscamos con el fetichismo?
Los expertos opinan que el motivo por el que esta práctica sexual puede llegar a gustar a un determinado tipo de personas, en su mayoría hombres:

-Para algunos se considera una variante del masoquismo. Sentirse humillado por parte de la pareja es importante para los defensores de esta variante. Pero el hecho de que a los practicantes de esta modalidad no les atraigan otras formas de sadomasoquismo hace que se descarte de algún modo esta opción.

-Según otras teorías no sería una forma de ser dominado sino más bien de dominar puesto que es el hombre el que decide cuándo y en qué condiciones le engañan.

-Se puede creer en otros casos que se trata de una forma de escapismo, o lo que es lo mismo, sus defensores lo utilizan inconscientemente para eludir sus propias responsabilidades sexuales en otro hombre.

-También hay quien opina que el hecho de convertir a la mujer en un objeto hipersexual, tremendamente deseado por otro hombre, mientras que uno piensa que sigue siendo su “propietario”, hace que haya personas que lo sientan como un símbolo de estatus.

-Enmascarar la bisexualidad es otra de las posibles explicaciones. Hacer creer que es la mujer la que produce la excitación y aprovechar esta máscara para observar a un hombre sin tapujos realizando el acto sexual, podría ser otros de los motivos de su práctica.

Sea la explicación que sea, está claro que quienes lo practican de manera libre y consciente disfrutan plenamente de este fetiche. En la libertad y necesidades de cada ser humano está llevarlo a la práctica o, por el contrario, calificarlo como un acto imposible.

¿Una experiencia positiva?
Según un estudio reciente de David Ley, Justin Lehmiller y el escritor Dan Savage, la práctica o fantasía del cuckolding puede ser una experiencia en gran parte positiva para muchas parejas y apenas un signo de debilidad.

Ahora bien, es de vital importancia que los miembros de la pareja tengan gran confianza y respeto a la hora de consentir este tipo de relaciones y se tome como un juego con el que avivar la llama de la pasión. Es decir, se trata de que los dos conecten y disfruten de esos actos, sin exigencias ni presiones.