Queremos a nuestros hijos por encima de todas las cosas, pero a veces, la crianza agota, estresa y nos lleva al lìmite. Sobre todo en tiempos de crisis y de teletrabajo. El burnout parental existe y es importante reconocer los síntomas.
Falta de sueño, cansancio, alteraciones en el apetito, menor productividad laboral, cambios de humor, irritabilidad ante las demandas de nuestros hijos, sensación de que cada dìa somos peor padre o peor madre… El burnout parental existe, es real y afecta a muchas personas altamente agotadas que experimentan alteraciones en su salud física y psicológica.
Bien es cierto que todo aquel que tenga uno o màs hijos sabe que la crianza y la educación no son tareas sencillas. El cansancio es ese fiel ompañero de vida al que uno termina habituándose. Sin embargo, hay varios tipos de agotamientos. El màs peligroso es aquel que cursa con un tipo de abatimiento capaz de afectar a la salud y también con la relación que establecemos con los màs pequeños.
Criar desgasta, pero hacerlo en un contexto general de crisis eleva aùn màs los desafíos y demandas que atender. El teletrabajo, por ejemplo, supone ya un factor de estrès añadido que aùn no hemos aprendido a manejar. Ansiedad, agobio, frustración…La fatiga asociada al cuidado de los hijos es una realidad compleja que merece sin duda mayor atención.
Burnout parental ¿en què consiste?
Los tiempos actuales distan en mucho a los que, por ejemplo, vivieron nuestros padres cuando nos criaron a nosotros. Ahora, existe una presión màs elevada a la hora de educar a los niños.
Es necesario (nos dicen) que sean màs inteligentes, polivalentes, seguros y exitosos. El mundo de ahì fuera es cada vez màs complejo y deben estar preparados para el futuro que les espera. Las mamàs han conquistado espacios en la esfera pública y ya no dedican las 24 hs del dìa al cuidado exclusivo de sus hijos. Pero aùn asì, sigue apareciendo la exigencia de ser una madre perfecta y un padre ideal. A todas estas dinámicas ya conocidas, pero no digeridas se le añaden ahora nuevas variables: una pandemia y una crisis emergente.
Teletrabajo, confinamientos, tareas domèsticas, deberes…Si bien es cierto que el burnout o síndrome de estar quemados se asociaba al ámbito laboral, la aparición del tèrmino burnout parental, vinculado al agotamiento en la crianza, responde a una necesidad evidente.
Fue un equipo de investigadores del Instituto de Investigaciòn en Ciencias Psicològicas de la Universidad de Lovaina (Bèlgica) el que dejó patente la elevada incidencia de este hecho en un estudio. Los padres exhautos que se sienten sobrepasados ante las demandas de sus hijos abundan cada vez màs.
Las características del burnout parental
El agotamiento o burnout parental es un síndrome tridimensional que se define por las siguientes características:
-Agotamiento físico y emocional
Los padres y las madres dedican buena parte del dìa a la atención de sus hijos. Esto exige no solo tiempo, voluntades, paciencia y horas de sueño. Tambièn esfuerzo físico, mucha energía, atención, saber manejar recursos emocionales, resolver problemas y necesidades imprevistas, etc. A esto se le añaden los problemas laborales, la falta de descanso, la imposibilidad de tener tiempo para uno mismo…Es común que poco a poco las fuerzas fallen, asì como los ànimos.
-Sentimiento de incompetencia
El burnout parental hace que aparezca, en muchos casos, la sensación de que les estamos fallando, de que no llegamos a todas las necesidades de nuestros hijos. Sentir cukpabilidad por no estar màs tiempo con ellos, por no darles màs cosas, màs atenciones, por no ser màs hábiles o pacientes es un sentimiento común.
-Distanciamiento emocional del hijo
Cuando las madres o los padres carecen de los recursos necesarios para manejar los desafíos cotidianos de la crianza y la educación, aparece el estrès y la ansiedad. Ese sentimiento de fatiga puede deteriorar la relación con el niño hasta el punto de experimentar cierto distanciamiento emocional debido a la sobrecarga excesiva. La fatiga asociada a la crianza puede ser màs problemática que el síndrome del trabajador quemado.
Todos conocemos en què consiste burnout laboral o el síndrome del trabajador quemado. Ahora bien, la doctora Isabelle Roskam, autora del trabajo anteriormente citado en la Universidad de Lovaina, nos señala algo importante. El agotamiento que experimentan los padres y las madres puede tener consecuencias màs impactantes que la fatiga laboral.
En la crianza y educaciòn no hay escapatoria ni descanso. Por lo general, cuando sufrimos estrès, acoso o ansiedad en el trabajo, llegar a casa es un alivio y un refugio donde encontrar paz. Sin embargo, el papà o la mamà que teletrabaja no tiene instantes para descansar ni espacios en los cuales hallar calma. La sobrecarga mental que se origina es muy intensa.
En los casos màs graves, pueden darse incluso comportamientos negligentes con los hijos o incluso derivar en la ideación constante de escape, en desear abandonarlo todo (Mikolajczak, Gross, & Roskam, 2019). Todo ello conforma poco a poco la cárcel de un trastorno de ansiedad o una depresión.
¿Què podemos hacer para reducir el impacto del agotamiento en la crianza?
El desgaste, la sensación de estar quemados y de haber llegado al lìmite en materia de crianza tiene varios orígenes. Este tipo de burnout responde a factores como los siguientes:
-La crianza monoparental
-Los problemas económicos y laborales
-Problemas en la relación de pareja
-Posibles enfermedades crònicas o discapacidades del niño
-Problemas de conducta en los pequeños
-Bajas habilidades emocionales
-Elevado perfeccionismo de los padres
Algo que aprecia con frecuencia es la figura de padres y madres que han sacrificado su carrera, sus aficcciones y amistades por la idea de ser los mejores padres del mundo. Y esto, a la larga, genera una elevada frustración e incluso el sufrimiento por no sentirse realizados.Todo puede hacer que acabe produciendo cierto desapego hacia el propio niño.
El burnout parental no tiene nada que ver con el a,or o la relación de los padres con sus hijos. El agotamiento se vincula con el trabajo para atenderlos, educarlos, llevarlos al colegio, supervisar sus estudios, cuidar su dieta, favorecer su aprendizaje…Todo esto es relevante, es cierto, pero lo màs necesario es aprender a simplificar y priorizar. Tambièn saber que lo màs decisivo es el bienestar emocional de niños y adultos.
Fomentar y propiciar tiempo familiar de calidad sin tecnología alrededor, encontrar espacios en el dìa a dìa para disfrutar con ellos, pero también de nosotros mismos en soledad revertirà en el equilibrio psicológico y bienestar de cada miembro de la familia.
Por: Psicóloga Valeria Sabater