Psiconsultar Online

Formas de afrontar la tristeza cotidiana

Tal vez recuerdes aquel viejo poema de Paul Éluard que hablaba de la tristeza en primera persona, a ella a quien dedicó esos versos que más tarde Françoise Sagan, utilizó para su famosa y brillante novela “Buenos días tristeza”, y que escribió con tan solo 18 años.

“Adiós tristeza
Buenos días tristeza
Inscrita estás en las rayas del techo
Inscrita estás en los ojos amados
No eres la miseria exactamente
Pues los labios más tristes te anuncian
Con una sonrisa
Buenos días tristeza (…)”.

La tristeza es a veces algo cotidiano, algo que se adhiere sin saber cómo y que, poco a poco, nos puede acabar arrastrando en su oscuro embrujo hasta empujarnos a una depresión. Nos sentimos algo más lentos y buscamos espacios de soledad donde trabajar nuestra introspección. Hay quien logra afrontarla deshilachando el origen de esa pena para encontrar su origen y vencerlo. Pero hay muchos a quienes ese ovillo de preocupaciones se les hace cada vez más grande e insufrible, y simplemente, se deja vencer.
Porque no es fácil afrontar esa tristeza cotidiana, a veces cuesta y requiere ánimos y valentía. Pero debemos encontrar fuerzas y propósitos, luchar contra ella e imaginar un horizonte con nuevos proyectos e ilusiones. Te damos pues unas pautas para poder vencerla.

1.    EVITA EL AISLAMIENTO. Cuidado con el desear estar solos. Por un lado, es cierto que la soledad nos ayuda a reorganizar pensamientos, sensaciones y emociones. Una introspección o un aislamiento temporal en la cual pensar en nosotros mismos y en nuestra situación, nunca es negativo, al contrario, puede ser beneficioso. Pero no debe ser un estado permanente. Pedir ayuda es bueno, compartir preocupaciones hará que la carga sea menor y que encontremos nuevas opciones, nuevas motivaciones.
El aislamiento no es una buena solución, creará en nosotros una cáscara de la que será muy difícil volver a salir. Si alguien te tiende su mano, no la rechaces. Y busca siempre aquellas personas cuya preocupación sea sincera, y cuyos consejos sean los adecuados.

2. PEQUEÑAS METAS A CORTO PLAZO. Cuando vivimos en un estado de tristeza, es complicado que pongamos nuestras esperanzas en un futuro lejano. Somos escépticos, nos cuesta ver el lado positivo de las cosas y más si éstas son a largo plazo. Lo más indicado es ir poco a poco y ver resultados inmediatos. Empezar por las pequeñas cosas. ¿Qué tal si mañana organizamos una salida con los amigos o la familia a un sitio nuevo? Debemos sobre todo evitar quedarnos en casa, y seguro que disfrutar de una salida al campo o de una excursión con tus amistades te va a ayudar a sentirte mejor.
Puede que también puedas proponerte otras metas sencillas: apuntarte a un curso, hacer un pequeño cambio en tu vida como cambiarte el cabello o tu estilo de vestir… son cosas que harán que nos veamos diferentes, y las diferencias, los pequeños cambios siempre son pequeños progresos. Lo mejor es empezar por nosotros mismos e ir poco a poco, si vemos buenos resultados en los planes a corto plazo, nos sentiremos con fuerzas para iniciar proyectos a largo plazo.

3. NADA ES PERMANENTE O ETERNO. Nada dura eternamente, ni siquiera el dolor. El dolor físico, por ejemplo, nunca presenta una intensidad prolongada, ya que el cerebro, cada cierto tiempo aminora el padecimiento. En cuanto al dolor emocional,por extraño que te parezca, tampoco se mantiene en el tiempo con toda su intensidad. Aprendemos a vivir con él, simplemente. Una vez queafrontamos el periodo del duelo, el sufrimiento es más tenue, sigue siendo presente pero logramos sobrellevarlo.
Nada es permanente. Y las personas, tenemos la capacidad y la fuerza suficiente para enfrentarnos.
Puede que hoy te parezca imposible, pueda que esa tristeza que te envuelve ahora sea demasiado intensa y no veas más que un muro ante ti. Pero te aseguramos que puedes derribarlo solo con que recuperes la ilusión. Solo con que encuentres un propósito con el cual, seguir mirando al mañana con optimismo. Las brumas vienen y van, y solo nuestra fuerza interior y nuestra capacidad de superación, puede escamparlas para vernos de nuevo fuertes y capaces.
El esfuerzo vale la pena, porque cualquier día podremos decir aquello de “Buenos días tristeza, hoy ya me olvidé de ti”

Cómo ayudar a un familiar o amigo con Depresión
Quizás algunos de nosotros tengamos un familiar o un amigo que padezca depresión, y aunque sea especialmente doloroso para la persona que lo sufre, también resulta ser una situación difícil para el resto, debido a que a veces resulta difícil de entender, generando mucha incertidumbre para las personas del entorno que no la padecen y porque resulta difícil saber qué hacer o cómo actuar.

¿Qué podemos hacer?
Las personas que se encuentran próximas a aquellas que padecen depresión tienen un papel esencial en el apoyo que le pueden ofrecer y dar. Por lo tanto, podemos proporcionales:
-Entendimiento sobre cómo es su enfermedad y aprendiendo a conocer los síntomas que presenta.La depresión es una enfermedad como cualquier otra, dependiendo su aparición de diversos factores y no de la persona que la padece como afirman muchas creencias populares incorrectas, requiriendo por lo tanto de un diagnóstico y de un tratamiento específico.
Los profesionales sanitarios son solo los que diagnostican con precisión si una persona padece depresión, en base a unos criterios bien definidos.
Podemos leer libros e información segura, y consultar a los diferentes profesionales para mejorar nuestro entendimiento sobre la depresión y así ayudar a nuestros seres queridos.
-Ayuda para seguir con el tratamiento adecuado.Existen multitud de tratamientos para tratar la depresión, pero a pesar de ello, hay muchas personas que no buscan ayuda.

 

Por ello, hay que buscar tratamiento para la depresión porque:

-Es tratable.
-El tratamiento reduce con el paso del tiempo el dolor y el sufrimiento.
-Cuanto más se prolongue en el tiempo la enfermedad, habrá más complicaciones a la hora de tratar.
-Puede prevenir algunas consecuencias graves de la depresión como el intento de suicidio.
 Nosotros como familiar o amigo, podemos ayudarle con el seguimiento del tratamiento, además de intentar que nuestro ser querido lleve un estilo de vida saludable (buena alimentación, ejercicio regular, etc.)

 -Apoyo, sin llegar a agobiar ni a sobreproteger.El apoyo para que sea eficaz debe ofrecerse con cierta distancia, sin agobiar a la persona, dándole afecto y mostrando comprensión y paciencia. Resulta inútil cargarlo de buenos consejos u órdenes, pues éstos tan solo aumentaran sus sentimientos de culpa e impotencia.
La depresión es una enfermedad, de nada vale decirle “si yo fuera tú…”, o “te entiendo perfectamente, sé cómo te sientes”, por tanto hay que recordarlo, o ¿le pediría a alguien que tuviese gripe que dejara de tener fiebre? Para tranquilizar a la persona con depresión podemos decirle que entendemos sus dificultades, que para nada está loco y que es una enfermedad que afecta a un gran número de personas.
La persona que padece depresión suele ser muy sensible a los ofrecimientos de ayuda, por lo tanto, no tenemos que resultar ser ni demasiado maternales ni demasiado pasotas. Ya que la persona si se siente infrautilizada, al realizar este tipo de conductas  reforzará su sentimiento de inutilidad con expresiones como “no sirvo para nada”.
Es conveniente saber que las personas deprimidas se cansan rápidamente porque luchan de manera continua contra su fatiga y pensamientos negativos, por ello no hay que exigirles demasiados esfuerzos ni hacer cosas en contra de su voluntad, pero sí podemos de vez en cuando motivarles con cariño y comprensión. Por ello, cuando se esfuercen es bueno que se lo reconozcamos.
Por último, es importante mantener una actitud abierta, y no desacreditar los sentimientos y emociones que nuestro amigo o familiar muestren, señalando la realidad y ofreciéndole esperanza ante la situación.

– Autocuidado para dar apoyo a la persona que padece depresión.La depresión puede resultar ser un largo proceso en el que compartiremos el sufrimiento de nuestro ser querido, y encontraremos la fuerza para ofrecerle todo nuestro apoyo y cariño. Por lo tanto, es esencial evitar el desgaste y el desaliento.
La predominancia de pensamientos negativos en la depresión, tanto de uno mismo, como de los demás y del mundo, puede generar en las personas que se encuentran alrededor sentimientos de irritabilidad y a veces, rechazo. A continuación le ofrecemos una serie de consejos a tener en cuenta en este tipo de situaciones:

-No se siente culpable porque su ser querido tiene depresión. No hay culpables, sino que esta enfermedad puede estar originada por la convergencia de múltiples factores (biológicos, psicológicos, etc.)
-Cuando se sienta impotente, o desbordado, puede recurrir también a profesionales que pueden ayudarle, y guiar en el desarrollo de todo el proceso de la enfermedad.

-Si tiende al aislamiento, es conveniente que recuerde, que no es bueno permanecer encerrado en una burbuja todo el tiempo.  Adaptase a la situación, sin aparcar todos los proyectos.
Recuerda que para cuidar a otra persona, debemos estar saludables, por lo tanto, no olvide cuidarse a sí mismo.