En momentos de emergencia y de crisis humanitaria, hay un nutriente que no puede faltar: la empatía genuina y efectiva. Es la energía que crea puentes entre las personas permitiendo que fluya la compasión y ese interés activo capaz de generar cambios positivos.
La empatía es más necesaria que nunca en tiempos de pandemia. No debería faltar en ningún escenario, público o privado. Debería estar presente en cada persona, en cada mente que tenga como objetivo atender a otros, liderar un país o simplemente, estar en casa salvaguardando a los demás y a sí mismo para frenar las infecciones. Jamás ha sido tan primordial despertar esta dimensión psicológica.
Ahora bien, algo que sabemos bien los psicólogos es que tal valía en nuestra condición humana no siempre se aplica de manera efectiva. Pensemos en ello.
No es lo mismo sentir el dolor o las necesidades ajenas que comprenderlas y decidir ser útil. Entre sentir y actuar hay un gran abismo que no todos se atreven a sortear para crear puentes, para movilizar energías y recursos por el bien común.
Al fin y al cabo, ese es el auténtico propósito de la empatía: favorecer la supervivencia y el bienestar del grupo al conectar con las emociones del otro y generar una conducta capaz de promover el bien ajeno. Tan simple, pero tan difícil a veces.
Como bien señala Daniel Goleman, no importa lo inteligente que uno sea, sin una empatía útil y activa nadie llegará muy lejos.
Razones por la que la empatía es más necesaria que nunca en tiempos de pandemia
En momentos de crisis y dificultad, la empatía puede actuar como catalizador. Es un medio para que fluya la armonía entre los grupos, la identificación de necesidades y esa colaboración activa donde ser parte del grupo y no arquitecto del conflicto.
Queremos personas que sumen y que no dividan, necesitamos corazones y mentes orientadas a generar soluciones y no a permanecer en una posición pasiva donde limitarse a ver qué hacen mal los demás.
Analicemos con detalle por qué la empatía es más necesaria que nunca en tiempos de pandemia.
Empatía para comprender las necesidades de quien tenemos cerca
En la actual crisis sanitaria, hay algo más decisivo que limitarnos a evitar ser contagiados. Habrá quien se limite en exclusiva a cuidar de su salud y la de su familia, sin embargo, en la actual situación debemos ser capaces de ir más allá.
Necesitamos redes de apoyo vecinales, esas que identifiquen por ejemplo al anciano del quinto que vive solo, a esa pareja mayor del tercero que necesita que alguien les haga la compra.
La empatía emocional es útil, nos permite sentir la realidad del otro, pero lo que debemos trabajar también es la empatía cognitiva esa que entiende las necesidades reales, que va más allá de la emoción y da el paso para actuar, para generar soluciones.
Nuestros profesionales de primera línea también necesitan nuestra empatía
Tenemos claro que nuestros sanitarios se definen básicamente por ese sentido de empatía auténtico para con sus pacientes. Eso es innegable. Sin embargo, si la empatía es más necesaria que nunca en tiempos de pandemia es porque en los últimos días, estamos viendo actuaciones claramente sancionables hacia este y otros colectivos.
Hay personas que pintan mensajes amenazadores en los coches de nuestros médicos. Vecinos que dejan notas en las puertas de estos médicos, enfermeras o trabajadores de supermercado exigiéndoles que se busquen otro alojamiento durante la pandemia. No es lo adecuado. Estos comportamientos generan miedo, desazón y desconsuelo en estas personas que lo están dando todo por nosotros.
Si no somos capaces de cuidar a quienes nos cuidan no avanzaremos como humanidad.
Necesitamos líderes hábiles en empatía compasiva
Daniel Goleman nos explicaba en su libro Focus que hay un tercer tipo de empatía esencial en el ámbito del liderazgo, tanto empresarial, como político, se trata de la empatía compasiva. En este caso, se moviliza un ejercicio emocional, cognitivo y conductual en la que se muestra una preocupación genuina por los demás.
Caen los egoísmos, los intereses y las falsedades para activar una compasión que valora al ser humano por encima de cualquier cosa. Ello se traduce en acciones, en compromisos reales y efectivos a partir de esa cercanía auténtica para con las personas.
Una oportunidad de crecimiento global
La empatía es más necesaria que nunca en tiempos de pandemia. Tenemos una oportunidad real para ejercitarla, para tener en cuenta lo que nos revelan múltiples estudios como el llevado a cabo en la
Universidad de Manchester, Reino Unido por parte de la doctor Karen Tristen.
Según este trabajo, la empatía activa, esa que brindamos a través del apoyo social, crea lazos más fuertes, felices y revierte en la esperanza de vida.
Pocas veces habíamos necesitado tanto de esta dimensión. Es quizá un momento idóneo para que la aprendan nuestros hijos, para que germine en las comunidades de vecinos, en los pequeños pueblos, en las grandes ciudades y por supuesto, a nivel internacional. Necesitamos de la ayuda y la compasión cercana y también remota.
Esa que nos pueda ofrecer un amigo, un hermano, un médico y también, ese investigador que desde un país a miles de kilómetros del nuestro, se esfuerza por dar con una vacuna. Reflexionemos sobre ello y aprovechemos esta oportunidad.
Por: Psicóloga Valeria Sabater